Me ha parecido interesante, a pesar de la cautela con la que leo siempre el DSM, la incorporación del Reactive Attachment Disorder dentro de Trauma- and Stressor-Related Disorders del DSM-5 y no dentro de otros trastornos infantiles, como aparecía en anteriores DSM. Es decir las dificultades en el desarrollo del apego por la vivencia temprana de un trauma. Bessel van der Kolk propuso par el DSM-5 unos criterios diagnósticos que finalmente parece que no han sido tenidos en cuenta, pero que desde mi punto de vista como psicóloga clínica describen muy acertadamente la problemática de adolescentes que han sufrido trauma en el apego, entendiendo como trauma; abuso físico, sexual y psíquico y abandono físico y psicoemocional. Por lo que sería importante dirigir la atención clínica a la vivencia traumática muchas veces anclada en la memoria arcaica de la persona.
Quiero hacer un apunte en relación a la vivencia temprana de un trauma en niños que han sido abandonados y que han pasado sus primeros años en centros de acogida. Esta vivencia traumática no siempre está ligada a un maltrato o negligencia por parte de los cuidadores de los centros de acogida, mostrada en los medios de comunicación, por ejemplo las habitaciones de la muerte que nos mostraban de los orfanatos en China, y que como en muchas ocasiones el horror que se nos muestra y el desconocimiento nos hace posicionarnos en un todo, ya que otra opción sería renegar el horror que hemos visto.
Entiendo la vivencia temprana de un trauma como el abandono en sí mismo, ya que éste abandono lleva escrito el no ser suficiente por el simple hecho de haber nacido, es decir, el simple hecho de ser. Recordemos que la primera señal de angustia del bebé es en el momento del nacimiento y esa angustia le será calmada por la contención de la madre, todas las vivencias posteriores serán una señal de esta angustia previamente vivida y el bebé buscará de esa contención, y cuando digo "contener" lo digo con todo el significado de la palabra: llevar dentro de sí a otra, reprimir o sujetar el movimiento o impulso de un cuerpo o una pasión (Real Academia Española, 2001, 22º ed.), es decir contener la vida, la existencia del bebé, todo lo que no sea contención será traumático y por consiguiente difícil el establecimiento del vínculo y posteriormente la autonomía, ya que para darse autonomía antes tuvo que haber vínculo. El resto de vida será una lucha por encontrar esa autonomía, y puede que esta búsqueda aparezca en forma de etiquetas de TDAH, Trastornos de conducta, TLP, pero quizá si los profesionales tenemos en cuenta esa experiencia traumática temprana podamos convertirnos en contenedores de esa angustia y facilitar el establecimiento del vínculo para que pueda construir su autonomía y su identidad.
Os dejo esta pequeña muestra...
María Mansilla