A todo el mundo pregunto..., He terminado de leer "La cena" y necesito compartir. Uf... me ha dejado una sensación de malestar y de inquietud, me ha gustado, creo, aunque no se… Un libro ácido, cruel y con unos personajes habitados por rincones complejos, que parecen lo que no son. He estado leyendo críticas de otros lectores acerca del libro y me parecen muy interesantes, creo que es un libro que genera emociones muy negativas, que despierta agresividad en el lector y que te deja con bastantes temas pendientes por digerir… y de ahí el reproche al autor por dejarte en ese vacío que te da el reflejo de las identificaciones, en ocasiones, tan despreciables.
Animo a leerlo, a enfrentarse con la violencia, violencia en principio adolescente, pero que no es más que una violencia social, una sociedad con una envoltura de apariencias y de fondo agresivo.
Creo que el juego de hijo adoptado e hijo biológico, es brutal, muy duro y cruel. Parece que la primera pregunta que genera su lectura es ¿hasta dónde pueden llegar unos padres por proteger a su hijo?, yo iría un paso atrás y me pregunto ¿hasta dónde puede llegar el deseo de una mujer por ser madre? ¿Y cómo ese deseo a veces individual y egoísta, se esconde en un amor incondicional, que justifica los actos más aberrantes? ¿Son víctimas los padres de la conducta del hijo, o es el hijo víctima del deseo del padre?
Interesante también como presenta la habitual discusión del determinismo genético y lo aprendido, creo que en este caso la frase “La herencia no es más que ambiente almacenado” de Luther Burbank, podría ajustarse bastante bien.
Un libro que no deja indiferente, buena opción para el verano.
María Mansilla
Animo a leerlo, a enfrentarse con la violencia, violencia en principio adolescente, pero que no es más que una violencia social, una sociedad con una envoltura de apariencias y de fondo agresivo.
Creo que el juego de hijo adoptado e hijo biológico, es brutal, muy duro y cruel. Parece que la primera pregunta que genera su lectura es ¿hasta dónde pueden llegar unos padres por proteger a su hijo?, yo iría un paso atrás y me pregunto ¿hasta dónde puede llegar el deseo de una mujer por ser madre? ¿Y cómo ese deseo a veces individual y egoísta, se esconde en un amor incondicional, que justifica los actos más aberrantes? ¿Son víctimas los padres de la conducta del hijo, o es el hijo víctima del deseo del padre?
Interesante también como presenta la habitual discusión del determinismo genético y lo aprendido, creo que en este caso la frase “La herencia no es más que ambiente almacenado” de Luther Burbank, podría ajustarse bastante bien.
Un libro que no deja indiferente, buena opción para el verano.
María Mansilla